Camiseta con castaña – un cálido símbolo del otoño catalán

Las castañas asadas son uno de los aromas más característicos del otoño en Cataluña. Su fragancia dulce y ahumada comienza a llenar las calles a finales de octubre, coincidiendo con la celebración del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. Más allá de ser un fruto de temporada, las castañas evocan momentos compartidos y el ambiente acogedor de los encuentros en familia.

Durante generaciones, las castañas que maduran en otoño se han asado al fuego, marcando de forma simbólica el paso del otoño al invierno. Esta costumbre está en el origen de la Castañada, una fiesta con raíces populares. Antiguamente, las castañas se preparaban en casa, y la noche del 31 de octubre era una ocasión para reunirse, compartir la comida y recordar a los seres queridos.

Una castaña caliente entre las manos sigue siendo hoy un gesto sencillo que transmite calor y cercanía. Tradicionalmente, se acompaña con boniatos asados y panellets, dulces de mazapán muy típicos de estas fechas.

La imagen más reconocible de esta celebración en la actualidad son los puestos callejeros con braseros. En ellos, los vendedores, bien abrigados, ofrecen castañas en cucuruchos de papel: una escena que recuerda el valor de las tradiciones compartidas.

Ver el humo de un brasero en una calle catalana, en una tarde de otoño, es una forma de vivir la Castañada en el día a día. Las castañas, calentadas poco a poco al fuego, reconfortan las manos y traen consigo el sabor de la estación. Su aroma forma parte del paisaje otoñal de muchas ciudades y pueblos de Cataluña, y al probarlas es fácil sentir una conexión con una costumbre que ha pasado de generación en generación.