La Mercè, también conocida como Nuestra Señora de la Merced, es considerada la patrona de Barcelona. Según una antigua leyenda, en el año 1218, la Virgen María se habría aparecido al rey Jaime I de Aragón, a San Pedro Nolasco y a San Ramón de Penyafort, pidiéndoles que crearan una orden religiosa con el propósito de ayudar a quienes estaban en situación de cautiverio. Esta historia está en el origen de la Orden de la Merced.
Muchos siglos después, en 1687, una plaga de langostas afectó gravemente a Barcelona. En ese momento, los vecinos pidieron la protección de la Virgen. Tras la mejora de la situación, el Consejo de la Ciudad la proclamó patrona de Barcelona. Su reconocimiento oficial por parte del Papa Pío IX llegó en 1868.
Desde entonces, la ciudad celebra cada año las Fiestas de La Mercè en torno al 24 de septiembre. Aunque no se extienden durante muchos días, se consideran la festividad más representativa de Barcelona.
Durante esos días, la ciudad se llena de actividades para todos los públicos: pasacalles, correfocs (procesiones con fuego), desfiles de gigantes y cabezudos, torres humanas (castells), danzas tradicionales y eventos culturales que en muchos casos tienen raíces históricas que se remontan a los siglos XV y XVI.
En 1902, el Ayuntamiento organizó por primera vez una versión moderna y de carácter más laico, con el objetivo de dar un nuevo impulso a las tradiciones populares. A lo largo del siglo XX, el enfoque del festejo fue cambiando, adaptándose a los distintos momentos históricos.
Con la llegada de la democracia, la fiesta fue tomando su forma actual, gracias al trabajo de asociaciones culturales, y se consolidó como un evento abierto, diverso y participativo, que refleja la identidad plural de la ciudad.
Hoy en día, La Mercè es un símbolo cultural muy querido por la ciudadanía. Cada mes de septiembre, reúne a miles de personas en un ambiente de celebración, comunidad y tradición, convirtiéndose en una muestra viva de la historia y la creatividad de Barcelona.